¿Por qué al Estado debería importarle la natalidad de su pueblo?


No es esta una pregunta inútil ni irrelevante. Puesto que de ella podrían derivarse un sinfín de posiciones políticas con respecto no sólo a la natalidad de un pueblo, sino además, respecto a la acogida de inmigrantes ilegales por parte de un Estado determinado. Esta relación no es arbitraria: la baja natalidad de un pueblo supone la ausencia de mano de obra nacional; esto exige al Estado la importación de mano de obra extranjera de forma urgente, con lo que la apertura a inmigrantes ilegales se vuelve una opción prácticamente ineludible.

1.       PRECEDENTES DE LA BAJA NATALIDAD

Las medidas gubernamentales dedicadas al apoyo e implementación de toda suerte de métodos anticonceptivos, sin duda ha favorecido el descenso de natalidad en naciones europeas y americanas. Por ejemplo, hay casos en Canadá en donde mujeres afirman haber sido esterilizadas permanentemente sin haber tenido conocimiento de que iba a ser así. Esto, a través de un procedimiento engañoso a la hora de firmar determinados contratos y conceder determinados permisos[1]. Sin contar con que, en la actualidad, las familias con un solo hijo se han puesto de moda a nivel casi global (con China incluida, no voluntariamente, eso sí); por supuesto, después de la moda del globalismo apátrida y antifamiliar. Siendo esto así, no es raro escuchar la preocupación de ciertos gobiernos europeos por la falta de mano de obra joven que sustente sus Estados de bienestar[2].

2.       CONSECUENCIAS NECESARIAS

Como dijimos, la opción ineludible ante un escenario como el ya mencionado, es la importación de mano de obra extranjera. El problema aquí es el llamado “acoplamiento” de los extranjeros a las naciones donde son recibidos. Claro, <<presuponiendo>> que estas naciones donde son recibidos posean unas tradiciones y valores culturales propios tan característicos, que resulte necesario “acoplarse” a estos para convivir en armonía con el pueblo de esa nación.

Por un lado, dirigiremos nuestro deliberar por una senda voluntarista. Este camino partirá de la voluntad individual de cada sujeto hacia la identidad nacional a la cual busque acoplarse. De este modo, nada sino la voluntad subjetiva será capaz de acoplarse a la identidad nacional del territorio donde arribe un inmigrante ilegal determinado. De estas premisas podríamos concluir en un aperturismo pacifista hacia todos los inmigrantes del mundo, pues el Estado no debería impedir que los sujetos voluntariamente decidan acoplarse a tal o cual nación, y así, cualquiera podría ir donde quisiera y afirmar que se acoplará voluntariamente a las normas y leyes del Estado en donde resida.

Por otro lado, abriremos una senda más bien determinista, en la cual afirmaremos que el acoplamiento a los valores culturales de una nación no es algo que pueda producirse simplemente a través de la voluntad, sino más bien, algo propio de la crianza de los ciudadanos y sus primeras impresiones sociales, elementos que escapan por completo a la voluntad. De tal suerte que un acoplamiento certero del individuo con respecto a la nación, es sólo posible si este ha sido criado en la nación; no importado a ella a edad de servicio militar, edad en la que ya los individuos van con una cosmovisión del mundo sólida en la cabeza, una “meditatio mortis” en función de la cual disponer su vida entera para un fin último. Hombres listos para predicar su religión al mundo entero, sea en sus naciones o en otras ajenas, más aún si hablamos de musulmanes radicalizados en Turquía o Marruecos, luego trasladados a la España peninsular con una filosofía en la cual la España verdadera es musulmana o no es. Es en estos casos, donde la visión voluntarista y su práctica política aparecerían a nuestros ojos como una ingenuidad total. Como pensar que hombres musulmanes radicales, se volverán católicos devotos e hispanófilos de cepa, de la noche a la mañana, simplemente porque voluntariamente lo querrán así. ¡Por favor!

 

3.       VISION VOLUNTARISTA SOBRE EL ACOPLAMIENTO DEL INMIGRANTE

Tal cual se ha afirmado ya, en esta visión partiremos de la voluntad individual del sujeto para desde ella, partir hacia los valores culturales y las tradiciones de la nación de residencia, que se asumen distintos u opuestos a los valores y tradiciones de la nación de origen del sujeto acoplado. De este modo, el sujeto podría acoplarse a determinados valores y tradiciones meramente porque así lo establezca su voluntad, expresada ésta en su testimonio voluntario.

Sin embargo, los límites de esta visión aparecen cuando se plantea la certeza de la mentira. En efecto, un testimonio que voluntariamente afirma, también puede ser, al mismo tiempo, un testimonio que voluntariamente es negado mentalmente. A saber, mentir es afirmar algo cuya verdad es negada en la mente del mentiroso. De otro modo, no hablaríamos de mentiras sino de dos sujetos inmersos en un engaño.

Así pues, no sería errado pensar en la posibilidad de un sujeto que afirma querer acoplarse, pero que realmente miente. Este sería el primer limitante de la visión voluntarista, que realmente nos parece un limitante ordinario ante todo contrato social. Pero otro limitante del acoplamiento voluntarista, sería la irrelevancia que parece darle a las determinaciones que ejercen unos valores y unas tradiciones sobre el sujeto, <<independientemente>> de su voluntad. Es decir, que hay rasgos subjetivos que no son “voluntariamente” elegidos; sino que son forjados por los valores y tradiciones de la nación de origen, y cuyo desenvolvimiento y permanencia en el sujeto resultan <<independientes>> a su voluntad. Con lo que no se niega la posibilidad de acoplamiento; sí la de un acoplamiento voluntarista, pero no ya la de uno determinista y, por ende, coercitivo.

En resumen, la visión voluntarista del acoplamiento nos parece ingenua, porque plantea que es la sola voluntad subjetiva la que provoca el acoplamiento del sujeto a la nación de residencia; y así, bajo este fundamentalismo voluntarista, instituye una posición crítica contra aquellas visiones del acoplamiento que no se funden sobre un voluntarismo, sino sobre una posición coercitiva y violenta. No obstante, ante la ausencia de coerción estatal sobre la proliferación de culturas inmigrantes entre la población, no existe necesidad de que tales inmigrantes quieran defender y sustentar los valores de la nación de residencia. En cambio, su voluntad –que entendemos infectada por los valores de su nación de residencia–, ante un gobierno regido por una visión de acoplamiento inmigrante voluntarista, no tendrá que defender los valores de la nación de residencia sino que podrá sobreponer e imponer los valores de su nación de origen por encima de los valores de la nación de residencia. Ejemplos de esto los tenemos en los guetos musulmanes en Berlín[3]. Y esta es una posibilidad que no cabe rechazar. Aunque claro está que hay posiciones cuya respuesta a esto sería una completa pasividad; quizá porque ser intolerante y discriminar por razones culturales suena, a día de hoy, a nuestra modernidad, demasiado “anti-occidental”. Sin importar que esta pasividad, producto del llamado “relativismo cultural”, pueda acabar significando la entrega de poder ha potencias musulmanas o chinas.




4.       VISION DETERMINISTA SOBRE EL ACOPLAMIENTO DEL INMIGRANTE

 Ahora bien, si para la visión voluntarista es central la voluntad en lo que refiere al acoplamiento del inmigrante a la nación de residencia; en la visión determinista no será ya su voluntad elemento suficiente que funcione para acoplarlo a la nación de residencia.

Por un lado, en un sentido más interno a la nación, como se ha dicho ya, la crianza en una nación determinada otorgara al individuo una cosmovisión muy particular y distintiva; cosmovisión que no será ya elegida por él voluntariamente, sino implantada aun cuando no lo quiera así. Además, esta cosmovisión implicará una “meditatio mortis” que resultará decisiva para el individuo y su modo de estar en la vida.

Por otro lado, en un sentido más externo a la nación, son instituidos otros mecanismos coercitivos y no exentos de violencia, que obligan al inmigrante a acoplarse a los valores propios de la nación de residencia. Aquí cabría detallar algo. No es ya únicamente labor del Estado obligar al inmigrante a cumplir las leyes y normas que emanen de él. Puesto que, más allá del Estado, la nación tiene unos valores y unas tradiciones que contienen al Estado como una parte de sí. Por ende, al inmigrante no cabe obligarlo únicamente al acoplamiento con respecto al Estado; sino también, con respecto a la nación, entendida esta como un conjunto de valores heredados de un pasado imperialista. Así, desde la perspectiva determinista, el Estado tiene el derecho de instituir toda suerte de mecanismos que obliguen al inmigrante a acoplarse a los valores y tradiciones propios de su nación. Por loco que pueda sonar a algunos, el Estado no tendría entonces ningún impedimento para usar las Iglesias Católicas como instrumentos para adoctrinar a los inmigrantes musulmanes y así envolverlos religiosamente, obligándolos a abandonar sus creencias y su fe, para sustituirlas por otras más acordes con los valores de la nación de residencia, que en el ejemplo, se presupondría católica, hispana.

Ahora bien, que estas ideas puedan sonar “hitlerianas” para la modernidad no debería ser sorpresa para nadie. Vivimos épocas harto individualistas y subjetivistas, de modo que el más mínimo determinismo y coerción aparecen a los ojos de nuestra actualidad como aberrantes mecanismos análogos a los métodos de tortura inquisitoriales. Lo “chick” hoy en día, entre colegas filósofos, es el librepensamiento, que se deje a los individuos desarrollarse libremente y sin ataduras de ningún tipo; que cada cual se encuentre a sí mismo en su propia libertad, para que hallándose a sí mismo, se cree a sí mismo y fecunde así su autenticidad. Por ende, plantear proyectos en los cuales el Estado obligue a las Iglesias a coartar las voluntades de individuos extranjeros, aparecerá a estos sujetos como la más cruenta y arcana de las aberraciones políticas; el regreso a la Edad Media, en pocas palabras. Un crimen contra la Humanidad.

Sin embargo, ante estos ataques, basten los hechos que hemos ya expuesto. Véase el caso de los Jueces musulmanes ilegales en Berlín. Pues a partir de estos hechos particulares, podemos concretar que la Humanidad, en tanto organización meta-biológica, no existe. Por ende, no negamos que exista como clasificación biológica; pero “más allá” de esto, la Humanidad no es nada sino engaño, ilusión. En realidad, existen grupos de hombres enfrentados entre sí que ni parten ni aspiran hacia una Unidad Universal llamada Humanidad: la Historia misma lo demuestra, en el pasado, ahora y para siempre. No hay armonía universal, ni posibilidad de la misma. Ergo, no cabe sino la beligerancia perpetua. Pensar es pensar contra alguien; por ende, no hay pacifismo porque todos seamos humanidad. Ante tal ingenuidad no cabe sino exclamar, con absoluta claridad: Si vis pacem, para bellum.



5.       CONCLUSIONES CONFLICTIVAS E INCONCLUYENTES

Si bien parece que la solución es evidente y concreta; realmente no ha quedado nada en claro. Pues si la nación es un paso posterior al Imperio; no hay nación hispana sino más bien, pequeñas republicas anti-imperialistas. Mientras que los estadounidenses mimetizan su herencia imperialista y protestante, con el liberalismo anti-anglosajón que los fundó; los hispanos buscamos anacrónicamente separarnos de nuestra herencia hispana, seleccionando gustosamente auto-identificarnos exclusivamente con nuestra herencia indígena; salvando la historia hispana exclusivamente para ultrajarla. Esto es, acomodar la historia a un resentimiento ideológico de ciertas elites indígenas modernas, y a los intereses geopolíticos de estadounidenses y británicos.

El laicismo, por otro lado, nos impide comprender y aceptar que aún el catolicismo sigue impregnando nuestra vida cotidiana. La monogamia es psicológicamente ordinaria y las imágenes católicas, así como su legado arquitectónico, siguen siendo admiradas en Hispanoamérica aun por ateos y agnósticos. Es decir, somos aún españoles pero no lo entendemos, no queremos asimilarlo porque hacerlo es integrarnos activamente a la memoria de un Imperio que concebimos como el enemigo. Aunque realmente este no querer asimilar nuestra hispanidad es nuestro peor enemigo geopolítico: pues nos priva de una identidad nacional que pueda constituirse orgullosamente en base a su legado hispano, su herencia imperialista, positiva completamente.

Claro, cuando se habla de valores y tradiciones de una nación resulta fácil proseguir con las proposiciones posteriores y relacionar cada elemento con una necesidad. Lo difícil es cuando ponemos en entredicho estos valores y tradiciones nacionales, mediante argumentos propios del laicismo y el relativismo cultural. Pues en efecto, ¿qué identidad podríamos conceder a Estados Unidos cuando en cada avenida hay un templo budista, una iglesia satánica, un lugar de culto protestante, etc., etc., etc.? ¿O a las repúblicas hispanoamericanas, que, en la actualidad, no confiesan propiamente ninguna religión, de modo tal que, paradójicamente, predican todas? Evidentemente, sería como querer identificar el aleph de Borges. Cuando se quiera identificar como católica a una república hispana, saldrán los protestantes unidos a decir: “¡ey, también somos mayorías, dennos nuestros derechos!”, y así, entre minorías se unirán y fragmentariamente, todas y cada una de las partes del Pueblo, divergentes religiosamente, se negaran a identificarse como católicas y a vivir en un Estado que se confiese católico, abandonando así el laicismo. No se diga ya el establecer una Alianza Militar Hispanoamericana. Pues saldrán entonces los indigenistas y republicanos a decir: "ey, nosotros queremos identidad propia, no hispana; por ende, fundaremos nuestras propias Alianzas Militares Indigenas y Republicanas". Y tengan por seguro que yankees e ingleses apoyarán tales iniciativas.

Entonces, ¿dónde queda esta tan cacareada “identidad hispana”? Parecería que en ningún lado. Al menos, en la praxis política contemporánea, yo creería que no tiene casi ninguna cabida. Lo de hoy es satisfacer indigenismos, particularismos como lgbt, feminismos, racismos, y demás temas que si bien resultan importantes en el plano interior de un Estado, resultan insuficientes para el establecimiento de planes geopolíticos, como, por ejemplo, la configuración de un programa nuclear español, que incluya tanto a la España peninsular, como a la España americana.

Si bien podría parecer mi perspectiva la de un pesimista, y no me fastidiaría que me denominarán así; actúo como si fuese optimista, ya que de no ser así, abandonaría las armas y a tomar por culo el olvido del Imperio Español y la supremacía de la cultura anglosajona. Sin embargo, no puede ser así. Aun ante una lucha que hoy parece pérdida; hay que luchar como si ya lo tuviéramos todo ganado. Nada se consigue sin valor; y el valor sólo se mueve si ve la victoria frente a sí… o sino, por lo menos, el honor tras la muerte.

Desde lo particular, desde un mísero blog individual, desde letras buscando expresar lo inefable, desde mis pequeñas experiencias buscando aspirar hacia lo Eterno: lucho para que nuevamente nuestro Imperio se consolide en el mundo, para que nuevamente seamos a nivel geopolítico, la potencia que podemos ser. ¿Una lucha vana acaso? En el contexto de mi vida individual, puede ser. Sin embargo, con todas mis energías lucharé, dejando mi esfuerzo aquí plasmado aun cuando la batalla no alcance su victoria mientras yo viva. Mi lado católico me exige hacer de estas letras particulares e irrelevantes, una apología de lo Eterno, lo Universal. Porque podrán criticarme esto, pero yo creo que las grandes revoluciones empiezan por los pequeños actos individuales.



[1] Brigada Antifraude. Eugenesia en países ricos - ¿De quién se copiaron los nazis?

https://www.youtube.com/watch?v=ym5CzHYsUHg&t=627s

[2] Jota DBS. La ISLAMIZACION VOLUNTARIA de EUROPA, por Mark Stayn

https://www.youtube.com/watch?v=9EBnqdhMlEM

[3] DW Español. El Corán como ley: juicios según la sharía en Alemania. Berlín político.

https://www.youtube.com/watch?v=tfT1ARsQOPU&t=207s





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