BREVE ENSAYO RESPECTO A LOS CLICHES, LA INNOVACION LITERARIA Y LA BUSQUEDA DE UN AUTOR PERFECTO QUE NOS MUEVA HACIA ÉL (TERCERA PARTE)
1.- ¿Quién es el autor perfecto?
Quienes capturan la esencia de su tiempo presente, quizá lleguen a olvidar las correlaciones ineludibles entre nuestro presente y el pasado tras de nosotros, de modo que prescindan de un estudio sobre el pasado, usualmente, debido a prejuicios como quienes ignoran el estudio de los escolásticos por un arraigado prejuicio anticlerical. Sin duda, es tan pernicioso para nuestro espíritu extraviarse en los problemas del lejano pasado e ignorar el presente que nos rodea, así como encerrarse en el presente, ajeno a toda angustia y nostalgia, o valor por instituciones justificadas históricamente, por ejemplo, la Iglesia Católica. Lo mismo que resultaría muy penoso vivir subordinado a fantasías utópicas que nunca realizamos. Sin embargo, no podemos escapar del pasado, del presente ni del futuro.
Quienes hacen mercadotecnia de la literatura vendiendo clichés como si fueran iphones, viven sumergidos en el presente y un futuro avaricioso y lucrativo. No tienen casi nada del pasado que los respalde y en lo que puedan fundamentarse. Dado que sólo les importa exprimir los clichés hasta la última gota, se adaptan a cualquier canon que esté de moda hoy, y así, pasan de canon en canon escribiendo cualquier cliché que venda durante el ahora. Estos sujetos no tienen un canon sólido que los respalde, no tienen una línea recta de cánones arcanos que les permitan sustentar uno propio, y así, poder exprimir sus propios clichés basados en su propio canon basado en otros antiguos, no modernos; porque los modernos son herencia de los antiguos, así que el estudio de los antiguos autores es el estudio del principio que es causa de los autores modernos. De aquí que concluyamos en que un autor literario no puede prescindir de la lectura de los autores antiguos.
Por otra parte, aquellos que se aferran a escribir para sí mismos y no para el resto, yo creería que viven sumergidos en un pasado problemático que no les permite enfrentarse a su presente, y empezar a definir un decisivo futuro. De lo cual se sigue que, estos autores viven subordinados a fantasías inalcanzables que los empequeñecen y los hacen poco autoritarios e influyentes. Pero no porque fantaseen, sino porque no realizan aquello sobre lo cual fantasean. Por ello, ni el autor que ignora el pasado, ni el que se niega a abrirse a su presente, son autores modélicos que puedan ayudarnos a conseguir esa imagen central del autor perfecto que ahora deseamos esbozar, ese autor único y genial que nos inspire a ser como él, y que mueva toda la fuerza de nuestra voluntad al solo fin de ser como él, alcanzar su perfección en lo máximo de lo posible.
Así pues, este autor conocerá la esencia de su presente histórico, así como las perspectivas de sus contemporáneos, y sin embargo, él mismo se identificará con ciertos elementos del pasado, y así, con su persona determinada por el pasado aprendido, enfrentará el presente empleando precisamente el pasado conocido, y una vez frente al futuro, frente a las elecciones ineludibles que la vida impone, no dejará que sea el azar quien decida por él como los perezosos, los ineptos o los débiles, ni se dejará derrumbar por las frustraciones como los dramáticos, por el contrario, siempre verá en el futuro la oportunidad de actuar y manipular su destino.
Es preciso tener ideas sólidas para defender, y con esto, poder atraer atención no sobre nosotros directamente, sino sobre nuestras ideas, y es que el hecho de que seamos nosotros los portavoces del mensaje es algo accidental, porque pudo haber sido cualquier otro: he ahí la fuerza y el poder de nuestras razones, que cualquiera pudo haberlas pensado por su simpleza y su verdad. No obstante, nosotros somos quienes las exponemos, y sobre nosotros recae, por lo tanto, el peso de defender cada sentencia que pronunciamos. Por ahora, únicamente vamos a comprender cómo leer de manera eficiente, de manera que lleguemos a la perfección deseada, nuestra propia perspectiva del autor perfecto, y tener la libertad para llegar a serlo. Y es que para tener semejante libertad es preciso aprender cómo leer para llegar a escribir del modo indicado, del modo que deseamos. Y es que debemos prevenirnos de leer desorganizadamente, sin pensar en la pretensión de alcanzar algún conocimiento fijo y objetivo. Vamos a ver: hay quienes leen libros uno tras otro según el que gusten, semejante lector es común y realmente no parece tomarse muy enserio aquello de la lectura, o quizá no le importa seguir un orden especifico en sus lecturas, cosa que a la larga, resultará nefasta para su formación intelectual. Prueba del primer caso, sería el de aquellos que leen sin tomar apuntes, quizá porque la propia lectura no posee demasiada complejidad como para tomarse la molestia. En el segundo caso, habría quienes se toman enserio la lectura, toman apuntes, etc., pero leen de forma desorganizada, esto es, eligen obras al azar por el simple hecho de que les gusta el siguiente libro a leer, y no parece haber otra justificación de fondo. Pero no preocuparse por la secuencia que siguen nuestras lecturas es no preocuparse por la secuencia que sigue nuestro pensamiento a la hora de realizar una obra u otra. Por ello, al querer estudiar un tema determinado, es preciso comenzar una búsqueda de autores relativos al tema central, y ubicarlos en nuestra secuencia de lecturas siguiendo un orden cronológico. Y es que debemos entender que la perspectiva de cada autor literario se ajusta a sus contextos históricos, por lo cual, siempre debemos leer un libro con su fecha en mente. Así, evitaremos anacronismos y descontextualizaciones que sólo nos distraerán de nuestros verdaderos objetivos.
Además, por otra parte, no es lo mismo querer escribir obras policiacas, y leer en tres meses dos novelas de drama, un cuento de fantasía y otro policiaco; que en tres meses leer tres novelas policiacas, junto con apuntes e investigaciones sobre el tema. Ni tampoco los resultados serán los mismos. De aquí que la secuencia de nuestras lecturas sea esencial para el modelaje de nuestras propias obras individuales. Finalmente, ya con los ojos puestos en aquel genero especifico que deseamos abarcar y en el que deseamos realizarnos, lo siguiente sería impregnarse todavía más de dicho genero e internarse a profundidad en él, sometiendo todo nuestro tiempo y esfuerzo al ejercicio literario en semejante género. Inclusive si quisiéramos llegar a hacer una obra que abarcase muchos géneros literarios, sería antes necesario ejercitarse respectivamente en cada uno durante prolongadas sesiones de entrenamiento (lecturas y escrituras específicamente relativas al género de interés), aprendiendo tanto de la lectura de autores literarios en tal género como de la historia de la literatura en ese género. Y que lo dicho sirva un poco para guiarnos a nosotros, los jóvenes autores, en la búsqueda de una autoridad otorgada por esta perfección que definimos. Que nos motive a representar dicha perfección con la máxima fidelidad, y así, ir en la continua búsqueda de ese autor perfecto que continuamente nos motive a una perfección todavía mayor, imposible de alcanzar pero siempre mejorable.
Comentarios
Publicar un comentario